Por fin llegó el gran fin de semana, al menos, eso esperaba yo para mis adentros.
Antes de la carrera
Viajas motivado, con ilusión y confiado en tus posibilidades pero nunca tienes todas las cartas de la baraja en tu poder como para poder estimar finalmente qué diantres sucederá, más aún en un debut.
Llegamos el viernes por la noche, teníamos el Campo Base en un Apartamento genial en Plaza Guipúzcoa, a un paso de todo: la Concha, los pintxos, Gros... y apenas a 25' caminando de Anoeta, donde todo comenzaría.
Dejamos las cosas y nos fuímos a 'pinxtar' y, sin alcohol en mi caso, empezar a degustar la cocina donostiarra. ¡Qué espectáculo! Me dí el capricho de no cenar hidratos como la tradición manda hasta el día siguiente, aunque me cenara de postre ya en casa un buen tazón de cereales y muesli para compensar ;)
A la mañana siguiente, estaba un poco cansado por el viaje, tuve que conducir casi 5 horas y el costado dolía un poco, pero estaba tan ilusionado que estaba convencido de que no notaría nada ya en carrera. Tomé un ibuprofeno, por si las moscas, y rodé 20' por la Concha como último entreno de cara al gran día. Ya coincidí con runners en el Paseo marítimo con sus caras alegres pero nerviosas, oteando ligeramente Santa Clara, los Montes de al lado y todo el marco incomparable del punto de referencia de la ciudad guipuzcoana.
De regreso a casa, estirar y a patear Donosti.
Todo sea dicho, tenía un poco de miedo de cansarme de más el día de antes por disfrutar de la ciudad pero a fin de cuentas encerrarse y comerse el coco tampoco era mejor opción. Paseamos por la Concha y ya en el Casco Viejo 'pintxamos' y yo pedí spaguettis con champiñones en el típico bar de 'Pintxos' tras negociarlo con el señor regente y convencerle de ello tras su perplejidad inicial.
Siesta reparadora de una hora y por la tarde a la Feria del Corredor, primer momento emotivo del fin de semana: recojo el dorsal, música de Enya a todo trapo y Anoeta ya preparado. De gala y anochecido no hacía más que visualizar la llegada con la gente en la grada. Se me erizan los pelos y a punto de soltar una lagrimilla, uno es así de emocional. No me da vergüenza admitirlo pero cuando preparas algo tanto y con tanto esfuerzo y cariño es inevitable mirar atrás y darse cuenta de lo ya conseguido y de lo que queda aún para lograrlo del todo.
Como el atleta que ha pasado por todas las pruebas y se encuentra a un paso de la gloria, delante de su final Olímpica, asi me sentía yo.
Con mi dorsal 130 en la Feria del Corredor.
Compro el cortavientos oficial del Maratón KELME (20€ adicionales a la inscripción) y salimos rumbo a cenar nuevamente en Gros. Tras deambular de nuevo en busca de los
pintxos más espectaculares para mis compañeros de fatigas, llegamos a un bar donde consigo que me pongan una
paella sobrante del mediodía, sacrilegio donostiarra pero es lo que tocaba y a mucha honra :) [me guardaba la venganza para después de la carrera, ¡pensaba acabar con todos los 'pinxtos de la ciudad'!]
Nuevo tazón de cereales y muesli en casa y a dormir, entre pitos y flautas, 23:30.
Un poco tarde para tratarse de la previa a un Maratón pero lo suficientemente cansado para intentar dormir como un bebé, o eso creía yo, luego la cabeza daba vueltas y dejó descansar a ratos.
El gran día
Despertador a las 6:30 de la mañana, tras unas 7 horas de 'presunto' sueño. Zumo de naranja, dos tostadas con mermelada, tazón de cereales y muesli con soja, beber mucha agua y preparar lo último.
Ducha, afeitado, último retoque a las uñas, uniforme, vaselina en los pies, chip en la zapa izquierda, ropa para el antes y después y a caminar hacia el Estadio a eso de las 7,40.
Autofoto antes de salir de casa. Elegí correr 'fresquito'.
Llego a las 8, tan sólo a una hora de empezar, y me encuentro en la Consigna, afortunadamente dentro de Anoeta porque hacía fresquete y aire a esas horas, al bueno de
Jabo del Foro de
elatleta.com, curtido en mil batallas, la última conversación todavía serena con alguien y que consiguió tranquilizarme y alegrarme aún más el alma. Mientras dejaba la ropa y preparaba el
traje de faena, miraba a los corredores ya diferente, ¡por fin! ya como uno de ellos, conseguía comprender esas miradas de ganas y respeto, de pasión y alegría contenida pero también de nervios y preparación para el sacrificio físico que aguardaba.
A las 8:30 coincidimos fuera de Anoeta con gente del Grupo del Foro del Maratón de Donosti, pongo cara a unos cuantos a los que solo conocía por intercambiar líneas y me quedo con dos atletas locales, Julen y Txiki, que rondarían el 2:50' aunque estaban 'pensando' si atacar el 2:45', yo tenía claro que debía ser cauto e identificar grupos del primer ritmo, desechando los del segundo por precaución y coherencia.
Ruedo con ellos apenas 5', esperando no arrepentirme luego porque hacía bastante frío (5º-7º) y los músculos estaban un poco dormidos, buscamos la salida y nos pusimos 20 metros detrás del arco.
Ya estaba todo preparado,me digo y repito: "estás donde querías, a la edad que soñabas y con el estado de forma y preparación que hubieras deseado, no hay excusas, disfruta y corre, ¡corre!"
Salida limpia, no estoy acostumbrado a ellas en carreras menores, empiezo con Julen y Txiki, picamos el K1 a 3'57'', mi entrenador me dijo que empezara a 4'30''/K pero nunca me terminó de convencer la historia la verdad, y rápidamente se forma un grupo en torno a mí del que yo tiro junto a un corredor con camiseta de Telefónica con el que comparto un montón de kilómetros durante la carrera (hasta el K30 creo recordar), y donde vamos picando los miles a 4' justos. Mis compañeros van fuertes y les dejo ir en el K3, quiero correr mi carrera y no la de otros, y esto es muy largo. Soberanamente largo.
Tras dar la primera vuelta pequeña rumbo a Anoeta los K6 y 7 se van a 4'08'' y 4'09'' y no me pico, no quiero dar un cambio keniata como el que daba hace muchos años cuando no sabía correr sino que voy ajustando el ritmo y buscando la comodidad y que el reloj no se pase de 4:00.
Llego a tirar de un grupo majo que poco a poco me va fagocitando pero ¡qué demonios! disfruto de la carrera, miro atrás y la gente se guarda mucho, mi entrenador me decía que no tirara pero no hacía viento y quería marcar mis tiempos no que lo hicieran por mí, yo doy la cara y voy bebiendo en cada avituallamiento.
Primeros compases, buenas sensaciones.
Pasamos el K10 en 40'20'', tras haber consumido el primer gel de tres que llevaba estratégicamente situados debajo del pantalón con imperdibles cuál granadas de mano, hecho cuentas rápidas y supone 4'02'', muy bien para mi objetivo final, rondar el 2h50' aunque un poco más lento de lo que debería. Sin embargo, las sensaciones son estupendas, voy entero y creo que puedo darle un punto más al asunto.
Justo en ese momento, aparece el momento clave de la carrera, el cuál, creo que supe leer a la perfección y sin el que no hubiera logrado lo que luego coseché. Nos pasa la liebre de 2h45', la miro incrédulo, realmente no sé de dónde ha salido, es posible que cogiera un tapón y comenzara a remontar hasta alcanzarnos o que se descolgara de arriba ya que lo cierto es que no había muchos corredores entre los grupos, o estabas adelante o estabas atrás.
El caso es que lo verbalizo al compi de Telefónica: "no puede ser, está aquí el de 2h45' y vamos a 4' habiendo pasado el K10 en 40'20'', él asiente y se forma inmediatamente un grupo monstruoso de unas 30 unidades.
Tras un par de kilómetros empiezo a entenderlo todo, la liebre tiene prisa y va a acelerar la marchetta hasta poner a ese grupetto, o a quién aguante de él a ritmo de 2h45'. De todo esto soy consciente tras marcar los kilómetros K11, 12 y 13 entre 3'55'' y 3'53''. Como tío frío y calculador que soy, al menos así me considero, evalúo la situación. Me veo bien pero no debo perder de vista de que es normal que me encuentro bien ahora mismo a esos ritmos, estoy preparado para ello, pero a partir del K30 puede que lo pague como un perro. Entonces, tomo la decisión de hacer la goma y estirar el grupo.
Recordaba las palabras de mi entrenador 'si coges un grupo no lo sueltes, aunque vayan más rápido'. Y eso hice, pero a mi manera. De esas 30 unidades, yo andaba entre las 5 últimas, no por falta de forma o por ir forzado sino porque estaba eligiendo ocupar esos lugares arropado y fácil, cómodo diría yo.
Aunque la liebre pasara en 3'50'' o 3'55'' yo podía ir marcando mis 4'/K con gente. Detrás, eso sí, estaba la nada así que tenía claro que ese era mi grupo sí o sí pero a mi ritmo.
Aún así
K15, 16 y 17 en 3'53'' 54'' 51'', ¡imaginaos a qué ritmo iban ellos! incluso un paso por el
K21 a 3'42''. El caso es que me 'zampo' la mitad de la carrera sin casi darme cuenta y con un paso por la
Media Maratón de 1h23'42'', más de un minuto más optimista de lo que yo 'pensaba' era el ideal de paso. Con semejante acelerón de la liebre, yo decidía cerrar grupo para aprovechar la estela pero no como primer espada, aunque pensaba que pudiera aguantar ese ritmo (podemos verlo en el
corte 13'37'' del vídeo a su paso por este punto)
A esas alturas de la carrera ya sabía que el tramo final de la misma, entre el
K31 y 35 iba a ser el más duro por ser el más alejado, desangelado y feo del recorrido. Me preparaba mentalmente para guardar un poco, no agonizar, iba a ritmo pero checkeando piernas, pisada, flato, incluso pulsaciones (168pp durante toda la carrera) nada presagiaba mal alguno, sólo sentía que el cuerpo se carga lentamente con el paso de los minutos. Por si acaso, me voy cacheteando los cuádriceps para que no se carguen.
Paso por Anoeta, grupo estirado.
A la altura de Anoeta,
K24 el grupo ya se ha estirado y marcho con Julen, el corredor que dejé escapar al inicio y pocas unidades más. Es un buen momento porque seguimos a ritmo y un corredor de nuestro grupo cuenta con dos liebres que nos llevan a 4'/K, justo lo que necesitaba. No tan rápido como la liebre de 2h45' que ya se marchó ni tan lento como para pensar en que se me escapara la Maratón.
Al paso por Gros, K28 se desatan las hostilidades y Julen y yo marchamos codo con codo en busca de la Concha con ese ritmo uniforme, comparte sales conmigo y tomo el penúltimo gel antes del 30.
Momentazo en la Concha, mi amigo Ricardo, al que no tengo palabras de agradecimiento (así como a las dos 'pomponeras' que nos acompañaron) aguarda para acompañarme hasta el K40, me recibe con palabras de 'puto amo', 'como un reloj suizo', 'pedazo de Maratón estás haciendo'... a lo que yo respondo: 'Queda lo peor, ya lo verás'. Me anima sobremanera que cantemos el K31, 32 y 33 a 4'/K justos, porque sé que en el K34 se da la vuelta en la zona de las Universidades y ahí, sí, empezaré a correr y buscar una marca para el recuerdo.
En el K34 se me va a 4'09'' pero lo recupero en el K35 con 3'47'' (hoy veo que el Kilómetro era más corto y el otro más largo, pero claro yo no lo sabía) viendo un 'lap' así a esas alturas de un Maratón, ¡de mi primer Maratón!, me digo ¡qué diablos! es posible que a mi no me llegue el famoso Muro, he llegado hasta aquí, sólo, devorando corredores (creo que en el tramo final más de 20) y estoy entero y acompañado de un amigo, me queda la cuesta abajo y el griterío del público.
Corro fuerte, pero siendo consciente de cada momento, de cada ánimo, la gente grita 'Aupa' 'Aupa' 'Oso ondo' 'Oso ondo' más que nunca, y si no lo hacen, soy yo el que lo hago o aplaudo, o mi colega lo hace y el público responde para llevarte en volandas.
K38 en 3'53'', K39 en 3'47'' y ya enfilo Anoeta, sólo, solo con mi amigo, ya no hay nadie más. Sólo la carretera, las piernas, el corazón saliendo por la boca y el público, tremendo público donostiarra, sé que voy a estar cerca del SUB 2h48' pero que habrá que pelearlo.
Justo cuando me deja mi amigo paso el K40 en 4'17'' (hoy veo que medía 1,07K) y redoblo esfuerzos, pido más ánimo a la gente que me encuentro, ahora así voy a muerte, no ciego, no zombie como en un diezmil pero sí a todo lo que puedo después de más de 2h40' de correr seguido, nunca corrí tanto ni tan rápido.
Marco el K41 en 3'53'', y no me creo que pueda estar así a estas alturas de un Maratón, y justo cuando bordeo Anoeta, los campos anexos, donde están las caravanas aparcadas, y nadie queda pues estarán viendo a sus familiares correr, me da el único calambre de toda la carrera, electrizante sobre el cuádriceps derecho en su parte posterior, no lo puedo creer, me veo reflejado en Fabián Roncero en aquel Rotterdam de su Record de España. Aguanto como puedo pero el ritmo se resiente, baja un poco me digo, como esto sea serio igual tienes que acabar gateando, bajo algo, imagino que por encima de 4' y me pasan dos tipos.
Me da rabia,
aprieto, rezo, sueño, me sugestiono y al entrar a Anoeta y ver toda la grada de llegada llena desaparece el dolor, son
solo 200 metros, me recuerda a las llegadas de la San Silvestre Vallecana, aprieto a fondo, en la contracurva veo el reloj,
si apuro bajo de 2h48' y además cojo a uno de los dos que me pasaron,
corro corro y corro, y le paso, y saludo a mis amigos y a mi pareja que están en la grada, y entro bajo meta bajando de 2h48' en mi primer Maratón y
gritando 'tomaaaaaaaaaaaaa" (como atestigua
el vídeo en su corte 27'50''), no quepo de felicidade en mí.
Indescriptible, incomparable... inolvidable.
Contracurva en Anoeta, atacando como en un milquinientos.
Recta de meta, ¡cualquiera diría que van 42 kilómetros encima!
A pocos metros para la gloria.
Mirando el reloj de meta, ¡SUB 2h48'!
Entrada a meta.
Repleto de felicidad.
Camino y siento el dolor pero no me desplomo ni me siento muerto, estoy vivo, más vivo de lo que estaré nunca.
Termino el Maratón en 2h47'49'' tiempo oficial, 108º clasificado de 3.000 inscritos y ritmo de 3'59''/K.
Puedes conseguir cosas increíbles pero ya compartidas son celestiales.
Con mi liebre y amigo, Ricardo: ¡GRACIAS!
¡Con mis Pomponeras!
Con mi amor, la que me aguanta y apoya, ¡un gran gracias por estar ahí!
Sí, he entrenado muy bien y he elegido un Maratón plano y con participación de nivel pero también he asimilado bien todos los entrenos, no he tenido molestias de importancia, he digerido bien líquidos, comida en forma de geles, incluso lidiado bien con un calambre a punto de entrar a Meta.
Es decir, todo lo que podía salir bien, salió y de lo que de mí dependió, entrenar y elegir táctica de carrera, acerté de pleno.
Habrá más maratones, muchos espero, algunos victoriosos y otros donde no encuentre la recompensa que buscaba, pero en éste, en el primer asalto a Filípides me llevo un botín de dimensiones gigantescas que, además, me llena de energía y motivación para las siguientes etapas de mi viaje Maratoniano.
Por que por fin lo soy, ya lo puedo decir ¡alto y claro! ¡SOY MARATONIANO!
La siguiente parada es Rotterdam pero eso será otra historia :)
Durante esta semana,
EL ANÁLISIS ;)
Mi medalla, mi primera pica en el Maratón :)
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