Finalizó la aventura lombarda, mi primer Maratón en Italia, tierra de grandes maratonianos y que guardaré por siempre en la memoria como una
experiencia inolvidable.
En los próximos días espero encontrar tiempo para escribir sobre la prueba en sí, añadiendo un pequeño análisis de este Maratón por si algún incauto (léase en el sentido positivo del término maratoniano) decidiera correrlo el año que viene, el otro o el de más allá. Es una prueba sobresaliente que extrañamente no tiene tanta repercusión como otras a día de hoy, aunque estoy seguro de que la cosa cambiará en no mucho tiempo. Mimbres para ello, tienen de sobra.
Antes de la carrera
Llegamos el viernes a las 21,20 vía Linate, con apenas 20' de retraso (Iberia) taxi y al hotel:
Ibis Milano Centro (a 2' de
y a 5' de Porta Venezia, excepcional ubicación, lugar hartamente recomendable. 3 estrellas, reservándolo en octubre 2012 salió por 65€/doble con desayuno incluido. A eso se debe sumar los 3€/persona/día que Milán cobra por hospedarse en un hotel, en función de la categoría. Hace un año y medio me sucedió lo mismo en Venecia, debido al gran patrimonio histórico y a las particularidades de la ciudad me pareció bastante lógico pero en Milán, no tanto)
El caso es que cenamos nuestra primera pizza y a dormir para descansar razonablemente bien, en torno a 8 horas.
El día siguiente, caminamos desde Porta Venezia por la calle de la moda milanesa:
Corso Venezia hasta el fantástico
Duomo, la temperatura era excepcional, cuando todo la semana daban lluvia el finde, y la Catedral bandera de la ciudad más aún. Subimos hasta arriba los preceptivos 250 escalones (bastante llevadero, nada que ver con al Torre Eiffel u otros ;) y divisar las espectaculares vistas de la ciudad (7€)
Despues paseamos por la Plaza, tras entrar en la Catedral (la tercera más grande del mundo católico tras San Pedro del Vaticano y Sevilla) y continuamos por la
Galleria Vittorio Emmanuelle II rumbo a Vía Dante hacia el Castello Sforzesco, junto al cuál terminaría la carrera el día siguiente.
En la meta uno podía sentir el momento tan especial que se produciría el día siguiente, fuera el resultado que fuera. Brindamos deseos por la fortuna del día siguiente.
Comimos en un pub inglés en lugar cercano a la
Feria del Corredor (Marathon Village), lasaña para el servidor y aterrizamos en el lugar de culto maratoniano del día previo. Feria sencilla, coqueta, pequeña pero tremendamente bien organizada. Más expositores de Maratones que de marcas. Apenas nada de Merchandising (me apenó que no hubiera gorras, quería llevarme una de este maratón ;(. La bolsa del corredor incluía camiseta técnica y poco más. Bastante pobre, aunque uno no se aventura en la suerte de Filípides por tal menester, sorprendía la carestía de la misma.
Como dato de interés: tras tanto buscar mi certificado médico de la prueba y la organización insistir en que debía portarlo en mano, nadie me lo pidió, aunque bien es cierto que lo adelanté vía mail escaneado en su día.
Cosas del directo...
Firmé en el Muro mi sueño de tiempo (2.45) y remontamos el paseo rumbo al Hotel para 'hacer que dormía' ya que raramente consigo enebrar siesta el día antes de un Maratón.
La relajación, el wifi gratis en el hotel ;) que se yo... nos sacó a eso de las 7PM del hotel y tras comprar calcetines en Corso Buenos Aires (Tienda NIKE, se me olvidaron los de competición, ¡menuda cabeza!) fuímos hasta el Navigli. La serie de Canales diseñados hace más 400 años por Leonardo y que tanta personalidad y animosidad le aportan a la ciudad una noche de sábado como la que nos aconteció.
Tiempo fenomenal y ambientazo de l'aperitivo en las terrazas (desde 8€ Aperol o lo que se tercie + tapeo ;)
Cena con españoles en
Pizzería Magolfa (un clásico milanés) y a dormir vía tranvía a eso de las 12.
No concibo el sueño hasta la 1 como viene siendo habitual.
El gran día
Sueña el despertador a las
6.10 (la carrera era a las 9.20), llevo unos 30' ya semi-despierto.
Sorprende comprobar como maratón tras maratón, el mínimo de sueño son 5 horas, el máximo no llega a las 7, lo que puede representar fuente de preocupación al inicio, termina siendo incorporado como algo habitual. Lo importante es el descanso la semana de la carrera y anterior.
Aunque el desayuno del hotel empieza a las 6.30, tienen un servicio desde las 4 de la mañana para ofrecerte zumo, café, tostadas... lo suficiente para el Maratón.
A las 6.45 salgo del hotel a pie 5' hasta
, la línea ROJA me llevará directamente en cosa de 35' a Rho Fiera. La nueva Feria Milanesa, que tanto quieren promocionar, dónde comienza la carrera.
Curioso compobar como, a pesar de las diferencias culturales, y nacionalidades. Un tren en Milán repleto de maratonianos antes de partir porta las mismas conversaciones, tics y manías que los que pueden acaecer en España, en cualquier ciudad.
Mi
capisco del italiano me deja entrever conversaciones sobre: la cancelación del Maratón de NYC, un chico interesado en correr en Estambul, otro que declina Valencia, la chica que corre el relevo (Maratón entre 5 componentes) y que está empezando y no se atreve con el maratón... así hasta Rho.
Es posible que lo de la cultura runner (o maratoniana) sea real y no un mito...
Desde la salida del metro hasta la zona de comienzo del Maratón, unos 10' caminando. Se nota que estamos a las fueras, más fresco, aunque no vamos mal de de temperatura. Está techado, si lloviera, no nos mojaríamos.
Cosa que comienza a hacer tímidamente en unos minutos.
Deben ser las 8.10 de la mañana. Tengo una hora y poco para prepararme. Tiempo más que de sobra para observar el ambiente. Relajarme. Concentrarme... En la planta baja de un pabellón han habilitado espacio para cambiarse, calentar... en definitiva, pasar los minutos previos a empezar a trotar.
Detallazo de la organización: grupo de danza africana con tambores. Los runners alucinan, algunos hasta se animan a danzar antes de la carrera. Creo estar delirando...
A las 8.45 empiezo a calentar dejando la mochila tranquilamente en uno de los camiones ubicados al efecto.
Son las 9.10, esto va a comenzar. Presentación de los atletas de élite, cheerleaders animando al personal y el momentazo previo: el Himno italiano.
Orquesta que lo interpreta. Estoy situado en la tercera fila. Cajón amarillo, sólo después de la élite. Entre 2.30 y 3 horas. Los italianos empiezan tímidamente a tararearlo y terminan cantándolo a grito pelado.
Casi me uno al coro. Si fuera transalpino, después de semejante chute, salgo detrás de los africanos ;)
El caso es que tal acto solemne me pareció formidable, para nada fuera de lugar.
Compases de we will rock you y bummmm! Empezamos!
Los primeros 20 kilómetros del Maratón trascurren por las afueras. Ya estaba preparado mentalmente para ello. No parecen muchos, no se me hace pesado. Apenas hay animación pero el aire solemne y emocionado de la carrera lo embarga todo.
La temperatura para correr es perfecta, llueve ligeramente pero no molesta. Rápidamente encuentro un grupo. Más rápidamente aún me doy cuenta de que no voy bien. Si a los 5 primeros kilómetros de un Maratón te encuentras semi-forzado y marcando tiempos ligeramente superiores a los ideales (3'58'' vs 3'55'' objetivo) es que algo no va bien.
Paso el primer 5.000 en 19'46''. En realidad, el tiempo es lo que menos me preocupa. Pensaba que haría más viento del que estamos padeciendo y que el día sería de perros y, sin embargo, mi única y real excusa es que no voy. Es curioso como tengo en mente no desgastarme tirando de grupos consciente de que voy más justo que nunca pero al verme tirar ocasionalmente por azar o decisión, que al final la cabra siempre vuelve al redil, no encuentro el ritmo que uno debe obtener fácilmente los primeros kilómetros de una carrera así. Nunca había experimentado algo así, los primeros 20K son para ir silvando y yo parecía que ya iba con la gasolina justa.
Intento no pensar en ello. Encuentro buenos compañeros, una griega parece que lleva buen ritmo y la acompaño algunos kilómetros. junto con un interesante grupo que se ha formado. El segundo 5.000 sale un poco más lento, paso el
K10 en 39'41''. Hago cálculos rápidamente, son 30'' más lento de lo que deseaba, esto me proyecta 2.47' de seguir así... pero claro, soy consciente de que me está costando horrores llegar al lap por debajo de 4'. Para más inri, en ocasiones, las pulsaciones suben de 170 (mi horquilla maratoniana está entre 166-168)
Parece un réplica de
Rotterdam, hace un año. En esa ocasión estaba buscando tiempo más ambicioso aún pero la sensación era la misma: no encontrarme cómodo en el ritmo, laps que no llegan y pulsaciones altas.
No es que me machaque mentalmente en carrera es que simplemente soy consciente de que la cosa no va bien, apenas ha comenzado, y que tocará sufrir.
Igual podía haber aflojado un poco pero no, decido seguir, intentar que salga el ritmo por debajo de 4' y que Filípides dicte sentencia cuando estime conveniente. Como esa fe absurda en que, aunque todo pinte mal, terminará bien. En el fondo, eso es creer, ¿no?
Sigo a mi ritmo y pasado el
Bosco in Città dejo a la griega y voy del K10-20 con un Polaco que va sobrado (foto de más abajo)
Va tirando casi todo el rato, hasta que se me escapa. Va como nervioso, parece que se le escapa la marca. Dejamos atrás
San Siro y un tramo de autopista que comportan las dos únicas minisubidas del circuito, sobre los kilómetros
16,5 y 17,5... descontando esto, el Maratón más llano que vi nunca, es un llaneo (o llanero ;) solitario de principio a fin.
Pasamos la
Media Maratón ya entrando en Milán 1.23.38 (En Valencia 1.22.24), si fuera bien no estaría mal para seguir remando pero es el paso de Media más forzado que he hecho en mi vida. Lo sorprendente es que pisando mal, concentrado en cada zancada, intentaba llevar la mente en blanco mirando como ponía el cuerpo había llegado hasta ahí.
Para ilustrar mis problemas biomecánicos sirva el ejemplo que desde el K10 apróximadamente notaba como ocasionalmente mi pie derecho golpeaba mi gemelo interno izquierdo. Cuando algo así sucede, algo no va bien y se cobrará su peaje a no mucho tardar.
Nos hemos cruzado con dos 'postas' del relevo del Maratón Ekiden que organizan paralelamente. Son los primeros ánimos que recibimos, hasta el K20 apenas hay nadie. Sin embargo, no sé si por la experiencia de cada vez llevar mejor la soledad, el asunto y la concentración en mí, no me importa, no me entero de si hay alguien o no, suficiente tengo con ir a lo mío.
El caso es que intento ganar la partida por la cabeza, sé que tengo los kilómetros más bonitos del Maratón por delante: el centro de Milán y pareja esperando en el Duomo.
Sobre el
K24 pasamos por delante de la impresionante
Stazione Centrale, con un giro de 180º fantasmagórico
. La prueba se va cobrando su peaje, ya vamos en solitario.
Unidades aisladas, cadáveres que recoges (y eso que yo no iba para tirar cohetes en ese momento) he sobrepasado el Hotel en el que me hospedo junto a
Giardini Publici. Mini-objetivo superado, días previos pensaba que si la cosa se daba tan mal como para abandonar, lo tendría cerca...
Mi cabeza está en el Duomo, necesito verlo y a la persona que me acompaña. Sigo creyendo.
Guardo de la esperanza de que a pesar de lo mal que voy, aguante el chasis.
Desde Porta Venezia nos hacen bajar por una vía que tiene otro giro de 180º, es falso llano pero subiendo ya se nota, son 27K a las espaldas. Ya es una contrarreloj individual. Voy sólo.
Voy entre los 100 primeros (hoy puedo ver que por el K30 iba el 82º habiendo salido el 112º el K10)
Bajo Corso Venezia, la vía que bajaba caminando el día anterior alegramente con el ánimo de darme el gustazo corriendo jodido pero delante en en Maratón internacional y por el centro. No hay coches. Milán dedica (y cierra) su Maratón al tráfico el domingo. Bicis, skates, corredores, MARATONIANOS inundan sus calles.
Paso por delante de la bellísima Santa Babila y ya casi tengo el Duomo.
Tramos de adoquín, loseta grande, pavé pequeño, hay de todo. Duelen muscularmente, ya afecta todo pero hay que seguir. En estas zonas hay mucha gente por las calles. Incluso un grupo de cheerleaders que anima antes de entrar en la Plaza. La estampa es preciosa.
Creo estar en un sueño. La belleza es sublime. Corriendo tú, y una ciudad parada, varada para tí sola. Veo a mi pareja, me anima. Esta vez sí, le dedico una sonrisa de oreja a oreja aunque no se puede imaginar lo mal que voy de patas ya. El mazo está a puntito, ya lo huelo.
Parece que es clemente, que me deja ir dignamente delante de ella en ese tramo.
Paso el
K30 en 1.59.26 ya perdiendo segundos los últimos 5K (En Valencia lo paso en 1.57.34 y puedo compararlo ahora...) Paso por la Scala y peno. Ya estoy muerto.
Aunque los últimos kilómetros consigo bajar de 4' (siempre por los pelos) del
K28 al 31 ya se van a 4'05''-06'' y da comienzo la sangría. Ridícula comparado con lo que vendría a continuación.
Es curioso como el maratoniano se obsesiona por cumplir religiosamente sus parciales al principio y después, si encuentra el muro, no pierde segundos, pierde la vida y lo que podía afligirle en forma de 2'', 3'' o 5''... pasa a ser irrisorio con la pérdida de 20'', 30'' y hasta 50''. Una auténtica catarata desbordada.
Para el que no haya corrido Maratón, o para el que no haya encontrado el Muro corriéndolo es difícil explicarle exactamente lo que ocurre pero lo intentaré: es algo cercano a un
vacío de piernas.
Como si la energía que te acompañó 'fácilmente' durante 20, 25K hubiera desaparecido súbitamente... para no volver.
Del
K32 al 35 paso al primer nivel de sufrimiento: 4'16'' 18'' 25'' y 26''. Paso a un español de Toledo y le digo que tire, me dice que ha petado. 'Ya somos dos', le respondo.
Es la única 'conversación' que mantengo en toda la carrera, ¡y menudo momento! Me sorprendieron los italianos por tremendamente ceremoniosos con la disciplina maratoniana. Nadie decía nada. Era un velatorio en movimiento.
Me pasa la griega que dejé por lenta al principio de la carrera, como una exhalación... la 'chica lenta' termina en 2.47.19, ¡vaya! casi 20'' por debajo de mi MMP. Se vuelve a demostrar que un Maratón ¡é molto longo!
Estos días comentaba que tengo el primer nivel de sufrimiento maratoniano: petado, reventado por dentro, sigo, no paro, no hago caso a mi cabeza que evidentemente dice que pare, lucho pero no consigo correr rápido o no perder la sangría que me acontecería desde el K35.
Hay gente que con semejante estado sigue y no pierde tiempo, a eso le llamo yo el segundo nivel de sufrimiento. Ya es de 'Master'. No sé si consigue llegar a ese nirvana maratoniano algún día.
Lo siguiente fue el derrumbe: 7 kilómetros entre 4'40'' hasta incluso 5'/K. No fue épico.
Como en Rotterdam, ya voy reconociendo las sensaciones de mi cuerpo.
Sé que roto, puedo seguir a ese ritmo sin lesión y llegar.
No quería cabrearme, ni molestarme. Había peleado 'bien' 30-32 kilómetros, 'regularmente' hasta el K35 y de ahí a meta, a cuatro patas.
Darle la vuelta a la gorra, ponerse el mono de faena maratoniano y terminar dignamente.
Me dedico a reconocer cada gota de sufrimiento en mis piernas, me pasa gente, tantos como 40 tipos en 12 kilómetros. Para el nivel de derrota que acumulo no son tantos, aunque a mí me parecen miles.
El tramo final se me hace eterno, sólo pienso en terminar mi CUARTO Maratón. Por eso, por hacerlo a pesar de todo lo acontecido quiero entrar cómo si de mi Mejor Marca Personal se tratara:
Con una sonrisa, valorando donde estoy y que, una vez más, he llegado.
Al pesar del tiempo (mi peor marca de nunca) y del sufrimiento (igual o más que el de siempre)
Debo congraciarme con hacer lo que deseo y sueño, en tierras lejanas acompañado de mi ser más querido.
A ella va dedicado mi gesto:
2.55.47 (4'10''/K)
124º de 3.514 llegados (había 4.800 inscritos, me pregunto dónde terminaron...)
Mi Carrera en Garmin
Resultados cada 5K en TDS.
Clasificaciones Maratón de Milán 2013
Fotos Maratón de Milán 2013 en
marathonphoto.com y
Giogara.
Termino lejos de donde soñaba pero termino otro Maratón más. El cuarto, primero Italia.
Todos por debajo de 3 horas.
Da la casualidad que mis dos en España (en otoño) se cuentan por 2.47.xx.
Mis dos 'extranjero' en petadas (primavera) en 2.51 y 2.55.
Aún así, correr fuera es tremandanente motivanete y emotivo.
Volveré a hacerlo. Y volveré a soñar con que consigo mis sueños de marca, pero sobre todo de experiencia haciendo lo que me gusta.
Este Maratón me ha enseñado que el 'numerito' no puede condicionar mi existencia, mi feeling sobre 3 meses de luchas y casi 3 horas de extenuación.
¡Menudo reduccionismo! No, no y no.
Mis gestos lo dicen todo, a pesar de los pesares y el tiempo logrado, volví a ser feliz corriendo, entregándolo todo. No hubo más, no pude sacar más.
Estos días, continuaré analizando las causas y encontrando fórmulas para recuperarme y preparar mejor el próximo Maratón, porque nadie dude que seguiré ahí, intentándolo.
PD: el polaco que tenía prisa terminó en 2.43.50, ¡increíble!
PD2: segunda petada en cuatro maratones, no me dolieron las piernas en toda la semana. Espero que sea síntoma de buenas marcas en 10K durante abril y mayo ;)
FRANCFURT ON THE MIND!