O 29, o 33, o lo que uno quiera situar y su cuerpo disponga ése día.
El Maratón empieza cuando llevas tres cuartas partes de la carrera completada. Cuando precisamente parece que ya está todo hecho, no puedes estar más equivocado, el desafío solo acaba de comenzar.
En mi caso, llevo más de dos horas corriendo. Mis depósitos de glucógeno están agotados. La deshidratación ha podido hacer mella si el día ha sido caluroso o no me he hidratado bien por el camino. Las pulsaciones han empezado a subir. Muscularmente las piernas empiezan a no ser tuyas, a emitir señales, calambres, acortar zancada, estar bloqueadas. Pesan, y mucho. Y, para finalizar, está la cabeza, que reconoce todo lo anterior a modo de evaluación de daños y te dice que estás cansado y que no podrás mantener el ritmo aunque quieras. Es traicionera. Te dice que pares, que el hotel está cerca, que varado ya no se sufre más. Que dejes de sufrir y machacarte innecesariamente.
Básicamente, debes correr cuando menos puedes hacerlo.
El Maratón tiene un coste de ensayo-error carísimo. De oportunidad. de aprendizaje, a fin de cuentas. Sólo puedes probarte una, a lo sumo, dos veces al año en plenitud. Todas las horas y días invertidas en una preparación para jugarte los cuartos en 40', en 10 kilómetros.
Me estoy grabando a fuego que todo lo que me rodea a nivel cuerpo y mente relatado volverá a asolarme a partir del kilómetro 32 en Milán.
Mi respuesta será clara: seguir, correr, terminar, aguantar, finalizar, conseguir el objetivo.
Tu respuesta debe enfrentarte contigo mismo, en tu vida personal, cuando encuentras dificultades, ¿qué haces? ¿Luchas hasta vencer? ¿Te rindes ante el menor signo de cansancio y agotamiento? ¿O te dejas llevar?
No descubro nada pero muchas veces olvidamos que la clave está ahí, no hay más.
Feliz kilómetro 32 a todos los que mañana disputan Barcelona, Badajoz y Roma :)
El Maratón empieza cuando llevas tres cuartas partes de la carrera completada. Cuando precisamente parece que ya está todo hecho, no puedes estar más equivocado, el desafío solo acaba de comenzar.
En mi caso, llevo más de dos horas corriendo. Mis depósitos de glucógeno están agotados. La deshidratación ha podido hacer mella si el día ha sido caluroso o no me he hidratado bien por el camino. Las pulsaciones han empezado a subir. Muscularmente las piernas empiezan a no ser tuyas, a emitir señales, calambres, acortar zancada, estar bloqueadas. Pesan, y mucho. Y, para finalizar, está la cabeza, que reconoce todo lo anterior a modo de evaluación de daños y te dice que estás cansado y que no podrás mantener el ritmo aunque quieras. Es traicionera. Te dice que pares, que el hotel está cerca, que varado ya no se sufre más. Que dejes de sufrir y machacarte innecesariamente.
Básicamente, debes correr cuando menos puedes hacerlo.
El Maratón tiene un coste de ensayo-error carísimo. De oportunidad. de aprendizaje, a fin de cuentas. Sólo puedes probarte una, a lo sumo, dos veces al año en plenitud. Todas las horas y días invertidas en una preparación para jugarte los cuartos en 40', en 10 kilómetros.
Me estoy grabando a fuego que todo lo que me rodea a nivel cuerpo y mente relatado volverá a asolarme a partir del kilómetro 32 en Milán.
Mi respuesta será clara: seguir, correr, terminar, aguantar, finalizar, conseguir el objetivo.
Tu respuesta debe enfrentarte contigo mismo, en tu vida personal, cuando encuentras dificultades, ¿qué haces? ¿Luchas hasta vencer? ¿Te rindes ante el menor signo de cansancio y agotamiento? ¿O te dejas llevar?
No descubro nada pero muchas veces olvidamos que la clave está ahí, no hay más.
Feliz kilómetro 32 a todos los que mañana disputan Barcelona, Badajoz y Roma :)
2 comentarios:
Joder buenísimo Darío. Yo trato de empaparme de toda vuestra experiencia para el día en el que "La Llamada" sea tan fuerte que tenga que atenderla.
No obstante de mente se te ve más que preparado. De piernas, sobradamente.
Un abrazazo
Me alegro que te haya gustado Juanqui, guárdalo para cuando recibas 'la llamada' ;)
Todo lo que comentas, el 7 lo dirá, valemos lo que dice el resultado. Ni más ni menos...
Otro abrazo!
Publicar un comentario