lunes, 20 de julio de 2009

Chip de antes, Piernas de ahora

Uno de los principales handicap que he padecido durante esta temporada de regreso es no haber sabido adaptarme a la situación actual.
Ahora mismo estoy a muchos minutos de mis mejores ritmos, sin embargo, la cabeza y la memoria es traicionera y, de vez en cuando, me pone como un loco a dar vueltas al parque o me autoimpone un ritmo descabellado los primeros kilómetros de una carrera, sufriendo el resto del recorrido como pollo sin cabeza.

El sábado en Tielmes me encontré con 35º y demasiada gente delante de mí en la salida. Prudentemente me situé apenas a 3 metros del arco de salida pero más de 100 personas decidieron que su sitio estaba más cerca de la élite que del pelotón, aunque sus ritmos no se correspondieran.
El resultado, desastroso. Completo un primer kilómetro de infarto a base de adelantamientos (vídeo de corriendovoy.com, 40'' adelantando por la izquierda) y codazos al contemplar el ritmo cochinero de los que me tomaron la delantera. Después de marcar 3'20'' (K1) y 3'30'' (K2), me derrumbo y sufro como hacía mucho que no lo hacía a base de calor y sobreesfuerzo. No me paro porque nunca lo he hecho en más de 70 carreras disputadas hasta la fecha y porque la vergüenza torera me hace aguantar aunque supere los 4' el kilómetro en los últimos compases.

Kilómetro final sacando fuerzas de flaqueza se acaba decentemente, lo que completa un tiempo final de 22'29'', 3'48''/K, 65º sobre 375 llegados.

El vídeo de la llegada, en torno al 22'20'', aquí (gentileza de corriendovoy.com)

A pesar del sufrimiento, el año que viene me gustaría volver a correr sobre la Vega del Tajuña, entre sus solitarios maizales, ya con un mejor tono y con la cabeza fría para saber actuar en consecuencia.

De aquí a septiembre, no running races. Agosto, primer mes de pretemporada.

2 comentarios:

Pedro Martínez Alhambra dijo...

No desesperes, ya verás como de aquí a nada vuelves a coger ritmo. La verdad que a mí eso que comentas también me pasa, a veces cuando me pongo a hacer deporte hago sobreesfuerzos un poco inconscientemente.

Ánimo y al toro!

Darío Collado dijo...

Ojalá sea verdad. La clave será que me respeten las piernas.

Una de las cosas buenas (que no todo va a ser malo) de exigirte más es que puedes conseguir metas que, a priori, no estaban a tu alcance. Ya sabes, el famoso techo de cristal que nos fijamos en parcelas de nuestra vida, el "¡no puedo!", ¿y quién lo dice? algunas veces, si perseveras y te lo crees, sí que se puede!

Un abrazo