Hace una semana estuve de vacaciones en Dublin y Londres. En la maleta llevaba las zapatillas y la equipación de mi club, el Edward, para un par de carreritas que localicé a través de runnersworld en UK.
La primera de ellas,5K en el sur de Londres, no pudo ser por retraso en el vuelo de Dublin a Stansted y el posterior traslado.
La segunda, 3K en Regent's Park, me enseñó algo muy importante para futuras planificaciones. Tampoco la pude correr porque estaba literalmente reventado. 6 días caminando la ciudad para arriba y para abajo, de este a oeste y de sur a norte, me habían dejado exhausto. Me dolía todo el cuerpo, sobre todo, los tobillos (no llevaba el calzado adecuado) y aunque la tentación era fuerte, no me compensaba el esfuerzo de sacrificar una mañana por apenas dos millas y pico en un parque en semejante estado.
Lo que aprendí concierne a los viajes y el turismo. He leído casos en los que la gente lleva preparando el Maratón de NY 3-4 meses al detalle. Llega a la ciudad de la gran manzana con una semana de antelación y se harta a pateársela. Cuando llega el día de la carrera no pueden ni con su alma, y mandan al traste toda la preparación espartana acumulada. Una auténtica pena.
Cuando mis piernas me dejen hacer Maratones, y sean internacionales, llegaré con un día de antelación (dos a lo sumo) y dejaré el turisteo para después de los 42,195 metros.
En Tower Bridge, prometí que cuando regrese a Londres será para correr su Maratón.
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