Ni la fuerza de NIKE en Eugene (Oregon, EEUU), ni el
romanticismo y tradición olímpica de la vieja Europa encarnada en Barcelona han
podido con la pujanza que viene de Oriente, sea en formato asiático o de los
países árabes apoyados por su poderío económico.
Doha se ha llevado la celebración de un Mundial de Atletismo para dentro de 5 años. Al igual que Qatar se llevó el Mundial de Fútbol 2022, con presunto amaño incluido, ¿habrá ocurrido aquí lo mismo?
Doha se ha llevado la celebración de un Mundial de Atletismo para dentro de 5 años. Al igual que Qatar se llevó el Mundial de Fútbol 2022, con presunto amaño incluido, ¿habrá ocurrido aquí lo mismo?
A día de hoy, no lo sabemos pero los
proyectos rivales tenían suficientes garantías deportivas y organizativas como
para auspiciar la competición.
Mundial que se celebrará en pleno desierto, en agosto. Poco
más que añadir.
Este tipo de candidaturas siempre abogan por ‘equilibrar’ un
poco más la balanza de eventos organizados tradicionalmente en el mundo
occidental, así lo utilizó Brasil para los Juegos de Rio y otros que después
han llegado.
Lo que nos ha llegado de Qatar en los últimos años
relacionado con nuestro amado deporte es más cercano a nacionalizaciones
express de keniatas que sobre la tradición de sus atletas y su pueblo.
Personalmente estuve hace dos años un día en pleno agosto en
Doha haciendo escala desde Bangkok y apenas vi a nadie por la calle, mucho
menos haciendo deporte al aire libre. El ambiente era tan asfixiante que los
viandantes estaban más preocupados de coger un taxi con el aire acondicionado a
tope o refugiarse en alguno de sus maravillosos y lujosos hoteles o centros
comerciales donde el fresquito también compensa lo que se cuece, nunca mejor
dicho, ahí fuera.
Doha, Nueva York en el desierto.
No he corrido allí pero en este post se cuenta una
experiencia de un runner durante tres meses y queda bastante a las claras lo
que no se van a encontrar los atletas dentro de 5 años.
¿Alguien se imagina la prueba de Maratón o los 50 kilómetros marcha? Espero que, al menos, sean de madrugada.
Equilibrar el mundo SI, pero a costa de la salud de los
atletas NO lo veo.
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