Lo reconozco, tengo un amor-odio internalizado respecto al Maratón de Nueva York.
Por un lado, representa el espíritu precursor de la organización de Maratones a nivel mundial, de forma popular y anónima. De la transmisión de valores relacionados con el esfuerzo, la constancia y el sacrificio.
Que tiene mucha culpa de la popularización de la prueba que tanto amo y de su extensión a todo el globo.
De universalización y conocimiento general.
También de la aspiración de 'todo corredor de fondo' a visitar 'algún día' la meca del Maratón, donde se empezó a forjar el sueño de los maratones populares, revestido del ambiente que sólo Nueva York sabe dotar a una prueba de semejante calado.
Por otro, su evolución la ha convertido en un capricho caro (ver post de octubre 2012 sobre 'Los Maratones Imposibles') al alcance de 'unos pocos'. Recordemos el dorsal de +300€ junto a todo lo necesario para participar.
De una 'commodity' 'cool', masificada y mercantilizada.
De algo que 'consumir' y 'presumir' como subir al 'Everest' por parte de un determinado segmento de la población que apenas nada tiene que ver cómo el movimiento de la montaña, en este caso del correr, ni siquiera con el del Maratón.
A la que solo puedes acceder vía muchos Euros/Dólares (lo del sorteo que menciona el propio Jurado del Premio Príncipe de Asturias es testimonial ya que todo está montado para que las agencias oficiales se lleven su parte del pastel)
De hacer viajar a más de 40.000 personas más acompañantes en 2012 durante la semana a pesar de saber que no se celebraría debido al estado de la ciudad con el paso del huracán Sandy. Importaron más los euros/dólares que los corredores y familias desplazadas.
Sinceramente no me quita el sueño que el Jurado de los Premios Príncipe de Asturias reconozcan a un deportista u otro, organización o entidad determinada. Desde hace tiempo, eso sí, percibo cierto aire internacional con intención de resonancia allende nuestras fronteras tratando de llegar a ser reconocido como una suerte de 'Nobel' mediterráneo.
Aún así, considero que hay ejemplos actuales más populares, dignos de reconocimiento y meritorios, el Maratón de Nueva York lo fue pero ya no, que el recientemente galardonando Maratón.
Aquí la declaración íntegra en la web oficial del Premio: http://www.fpa.es/es/premios-principe-de-asturias/premiados/2014-maraton-de-nueva-york.html?texto=declaracion&especifica=0
PD1: aún así, sé que algún día lo correré :)
PD2: recuerden, amor-odio...
Por un lado, representa el espíritu precursor de la organización de Maratones a nivel mundial, de forma popular y anónima. De la transmisión de valores relacionados con el esfuerzo, la constancia y el sacrificio.
Que tiene mucha culpa de la popularización de la prueba que tanto amo y de su extensión a todo el globo.
De universalización y conocimiento general.
También de la aspiración de 'todo corredor de fondo' a visitar 'algún día' la meca del Maratón, donde se empezó a forjar el sueño de los maratones populares, revestido del ambiente que sólo Nueva York sabe dotar a una prueba de semejante calado.
Por otro, su evolución la ha convertido en un capricho caro (ver post de octubre 2012 sobre 'Los Maratones Imposibles') al alcance de 'unos pocos'. Recordemos el dorsal de +300€ junto a todo lo necesario para participar.
De una 'commodity' 'cool', masificada y mercantilizada.
De algo que 'consumir' y 'presumir' como subir al 'Everest' por parte de un determinado segmento de la población que apenas nada tiene que ver cómo el movimiento de la montaña, en este caso del correr, ni siquiera con el del Maratón.
A la que solo puedes acceder vía muchos Euros/Dólares (lo del sorteo que menciona el propio Jurado del Premio Príncipe de Asturias es testimonial ya que todo está montado para que las agencias oficiales se lleven su parte del pastel)
De hacer viajar a más de 40.000 personas más acompañantes en 2012 durante la semana a pesar de saber que no se celebraría debido al estado de la ciudad con el paso del huracán Sandy. Importaron más los euros/dólares que los corredores y familias desplazadas.
Sinceramente no me quita el sueño que el Jurado de los Premios Príncipe de Asturias reconozcan a un deportista u otro, organización o entidad determinada. Desde hace tiempo, eso sí, percibo cierto aire internacional con intención de resonancia allende nuestras fronteras tratando de llegar a ser reconocido como una suerte de 'Nobel' mediterráneo.
Aún así, considero que hay ejemplos actuales más populares, dignos de reconocimiento y meritorios, el Maratón de Nueva York lo fue pero ya no, que el recientemente galardonando Maratón.
Aquí la declaración íntegra en la web oficial del Premio: http://www.fpa.es/es/premios-principe-de-asturias/premiados/2014-maraton-de-nueva-york.html?texto=declaracion&especifica=0
PD1: aún así, sé que algún día lo correré :)
PD2: recuerden, amor-odio...
2 comentarios:
Me parece que compartimos opinión. Nos hacen los ojos chiribitas con todo el "romanticismo" que envuelve a NY pero claramente es la repercusión mediática de la cita la que adultera su posición en un Rk mundial hipotético de la madre de todos los maratones.
Muy acertadas tus críticas hacia el negocio flagrante de la organización y suscribo tus comentarios acerca del cambio que viene sufiendo en los ultimos años, al menos en España, el concepto de "correr",que con acierto describes como una commodity basada en comprar "una experiencia" (pasas un día inolvidable en x sitio y toda su parafernalia/performance) y en la que, junto con trails y maratones, se ha convertido en una carrera interminable en redes sociales por ver quien es más bestia sin tener ni pajolera idea.
Correr en NY el próximo finde es como cenar en Bali o ver el amanecer en Angkor Wat. Y eso es asín.
Palabra de purista ;)
Un abrazo!
Gracias por el comentario Miguel.
No quiero abrir un debate, ni una guerra entre "puristas" y "runners de palo", no es mi cometido ni siquiera definir qué carnet le quitamos a uno y cuál le ponemos a otro.
Pero bajo mi opinión los presuntos valores de esa prueba no son los que venden ni los deseables respecto a ser modelo de nada.
Un abrazo Berliner!
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