El peligro está ahí fuera

El viernes por la mañana tuve uno de esos 'encuentros en la 3ª fase' que por lo místico y acongojante de la experiencia no le deseo a nadie...

Regresaba de la carrera matutina y tras casi 8K por el Juan Carlos I me disponía a cruzar la calle de camino a casa.
Miro al frente, veo un X5 parado en la salida de un cole, derecha e izquierda todo despejado, por lo que me zambullo en la calzada... cuando reacciono, tengo el paragolpes de semejante bicharraco en la rodilla izquierda y una cara de póker de no entender nada de lo que estaba sucediendo.

Resulta que el conductor de tan ligero carruaje, sin mediar intermitentes ni mirar a un lado ni a otro, decidió que su carrocería tenía preferencia respecto a la mía y optó por avalanzarse sobre el asfalto y mi propio cuerpo. Después de golpearme y percartarse de que seguía de una pieza tuvo tiempo de recriminarme que no mirara al cruzar y que con la música no escuchara nada.

Perjuro que busqué la cámara oculta porque si ya es lamentable que un 4x4 casi te pase por encima lo más triste es que encima se dedique a justificar su memorable actuación ya que llevo la música a un volúmen suficiente como para escuchar lo que sucede a mi alrededor y no fuí yo quién no señalizó en ningún momento el movimiento a perpetrar...

Nunca pensé que correr pudiera llegar a convertirse en deporte de alto riesgo (para eso ya soy motero...) después de lo del viernes, mi consejo es que salgáis a correr con armadura y con mil ojos a la hora de cruzar la calle como en nuestra más tierna infancia.